Cueva de San Adrián, hogar del viento y la protección, peregrino del Camino de Santiago y del Camino Real, pastor, caballero, miquelete y contrabandista, montañero y maratoniano, locales y visitantes, cercanos y lejanos, fiel testigo del paso de la gente siglo tras siglo, camino de paso, hogar del viento y la protección.
Vieja calzada, desde la Cruz de Aizkorri hasta la cuenca del río Oria, desde la ladera del Cantábrico hasta la explanada de Alava, camino de paso de los antiguos viandantes y lugar de paso y de descanso de los visitantes de hoy, sombra de los hayedos y refugio de las ovejas. De las esforzadas idas y venidas de viandantes y jinetes, vestido por las piedras gastadas generación tras generación, testigo del paso del tiempo y la dirección.